Vida en Garabatos
Tripas vacías que desearían devorar las mariposas que nacen del recuerdo de lamentos que aún nos hacen débiles, de mañanas desperdiciadas.
Tragos de dulce Aqueronte, el pecado del descaro y otros nombres para llamarle al destino.
¿Traicionarme a mí antes que traicionar a alguien más?
No, mi carne daba para mucho más.
Conmigo bastaría para ofrecer un banquete al Olimpo,
llenando sus quijadas con mi olor a miel.
Todo el Inframundo ha olvidado sus rencores.
Hádes asiste al banquete saludando calurosamente a olvidados amigos
una tierna infancia. aquella montaña mágica de la ausencia de un adiós.
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