A oscuritas en la cama

Me gusta sentarme a oscuritas en mi cama, brindando por ese caminar ansioso que llamo vida, neurótico por el éxtasis, las hierbas y el alcohol.

Solo para discutir conmigo, una vez más, porque amo discutir, aún con sonrientes que no saben que solo juego a los acertijos, como yo mismo.

Tal vez, decía, solo sea el resultado de la insoportable realidad de no poder escapar de mi...

Como sea, finiquito del oscuro vino y la soledad. Al menos hoy arden mis cristales imitando a esa caprichosa luna y le grito:

¡Dignate a bajar! Es aburrido hacer acertijos sin nadie a quien molestar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El peor de los chistes: ¿lo que nos toca? (¿Primera parte? )

La historia del niño azul

Una premonición que es: mística y la revolución